sábado, 9 de junio de 2012

Homilía de Corpus Christi - Mons. Carlos Tissera, Obispo de Quilmes.


“Jesucristo, Pan de Vida, esperanza de los pobres”

Hoy nos reunimos, como tantos otros cristianos en Argentina y el mundo, para  expresar nuestra fe en la Eucaristía: la Solemnidad del Cuerpo y la Sangre de Jesús.
Acabamos de escuchar en el Evangelio de San Marcos: “Tomad y comed, esto es mi Cuerpo…. Tomad y bebed esta es mi Sangre”. Es la entrega de la vida de Jesús por nosotros. Lo expresa en su sermón de la Cena: “No hay amor más grande que dar la vida por los amigos” (Jn. 15, 13)
La Eucaristía nos adentra en ese acto de amor entregado de Jesús; amor que sale de sí, que se da, amor oblativo. Dios se ha hecho comida y bebida por amor. Al comerlo y beberlo nos adentramos en ese amor que se da, que se entrega. Al comer su Cuerpo y beber su Sangre, entramos en la dinámica de su entrega.
Este fin de semana, en todo el país, se realiza la Colecta anual de Caritas, con el lema: “Pobreza cero. Vida digna para todos”. En la publicidad de estos días, hemos visto y escuchado a Antonio, que vive con su mujer y siete hijos en Taruy, una comunidad de Añatuya, Santiago del Estero:
"Yo creo -expresa Antonio- que vida digna sería que todos tengamos una igualdad más o menos equilibrada. Tener, no sé si todas las comodidades, pero una casa en buen estado, educación, salud y un buen trabajo."
Todo me hace acordar a la última homilía del Padre Obispo Jorge Novak, y que fue para el Corpus Christi de 2001, acá, en Florencio Varela. Comentaba el relato evangélico de la multiplicación de los panes y decía: “De labios de Jesús brota una orden: “Denles de comer ustedes mismos”. Los apóstoles no habían tenido mejor recurso que despedir a la multitud para que se arreglara sola, ¡al caer la tarde y al descampado! Esa actitud desaprensiva la repite la sociedad cuando en sus planes y programas deja al margen a millones de seres humanos; niños desnutridos, jóvenes sin expectativas serias de futuro, ancianos olvidados”.
Muchas cosas han cambiado desde aquel 2001. Se ha crecido en muchos aspectos en la sociedad argentina. Existen políticas más inclusivas, se dan pasos para reconocer la dignidad de las personas. Pero aún nos falta mucho. Hoy vivimos la triste realidad de los hogares, comedores y casas del niño de nuestra provincia, que desde hace meses no reciben el aporte económico para responder a sus necesidades básicas.
Nos falta crecer en solidaridad. Es lo que hemos procurado renovar con ocasión del tornado del mes de abril, con la Campaña de los 100 días de solidaridad: Padre Obispo Jorge Novak.
Es posible la transformación de nuestro país con nuestra solidaridad… Es posible porque el amor viene de Dios… Como decía hace unos años atrás un obispo: “ la raíz de la inseguridad social hay que buscarla en la insolidaridad social”, (M.E. Hesayne “Jesús, el Reino y la inseguridad: homilía del XXXII domingo durante el año, 9/11/2008)
Con nuestra ayuda económica a Cáritas para sus obras en la parroquia, en la diócesis, en el país, ayudamos a aliviar el sufrimiento de muchos.  La colecta es un gesto,  expresión de un amor que se hace solidario todos los días en lugar donde cada uno está y vive.
Continuando con aquella homilía del Padre Obispo Jorge, decía: “Quedaríamos a la puerta de la verdad si no llegamos a la celebración eucarística… Frecuentemente meditamos (las palabras de Jesús): ‘Yo soy el Pan vivo bajado del cielo. El que coma de esta pan vivirá eternamente, y el pan que yo daré es mi carne para la vida del mundo” (Jn. 6, 51) Proclamamos la centralidad de Jesús en nuestra existencia. Es ser o no ser. Lo dice el evangelista: ‘En Él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres’ (Jn. 1,4) En la Eucaristía comemos el Cuerpo de Cristo y bebemos su Sangre… Con este alimento mucho mejor que el profeta Elías, caminaremos por el desierto de nuestra peregrinación, hasta llegar al encuentro definitivo con Dios. No se nos permite otra alternativa. ‘El que come mi carne y bebe mi sangre permanece en mí y yo en él’ (Jn. 6, 56)
Al partir después de la Santa Misa en procesión eucarística retomemos una sana tradición argentina, como la describe el himno (que dice): ‘Pasearon el Corpus por nuestros solares los hombres que luego fundaban  ciudades y habrían los surcos para los trigales; espigas dan hostias y leños, altares’. Ratifiquemos nuestra adhesión incondicional a nuestro Señor Jesucristo, que no defraudará nuestra esperanza y exigencia por una sociedad más justa y fraterna”. (E. de la Serna. “Padre Obispo Jorge Novak svd, amigo de los pobres, profeta de la esperanza”. Ed. Guadalupe, pg. 388-390)
Florencio Varela, 9 de junio de 2012.

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