viernes, 8 de junio de 2012

Colecta anual Cáritas.


ENTREVISTA AL PRESIDENTE DE LA COMISIÓN EPISCOPAL DE CÁRITAS ARGENTINA

Con ella, movilizamos nuestra voluntad económica para acercarnos con gestos bien concretos a nuestros hermanos más pobres
y acompañarlos en su camino de recuperación de la dignidad.
En este marco, conversamos con monseñor Oscar Vicente Ojea, obispo de San Isidro y presidente de la Comisión Episcopal de Cáritas Nacional.
¿Cómo se siente trabajando en Cáritas?
Vengo de la Asamblea Nacional de Cáritas en Santa Fe. Tuve la experiencia maravillosa de sentir en carne viva la capilaridad de nuestra Iglesia. Ver, en un momento, las 66 diócesis con distintas realidades y con su trabajo según las necesidades. Fue casi una experiencia patriótica porque, en realidad, es raro que haya alguna institución que pueda tener una llegada a todos los rincones del país como la Iglesia católica. Lo decimos poco, pero es una realidad. De pronto en tres días nos encontramos desde Ushuaia, Río Gallegos hasta Humahuaca con delegados de todas las regiones en reuniones conjuntas. También compartimos reuniones regionales, fogones, estuvimos cada región con su representación, su particularidad, también su muestra artística.
Y sí, estoy muy contento de estar en Cáritas. En realidad estuve toda mi vida porque fui 25 años cura párroco. Era estar en Cáritas parroquial, viendo un poco las necesidades y los emprendimientos sociales dirigidos a cada barrio. Ahora, en fin, estoy desde otro lugar, así que espero servir y ser útil.
¿Cómo distinguiría Ud. la labor de un voluntario? ¿En qué consiste el voluntariado en la estructura de Cáritas, qué espacio ocupa? ¿Cuál es su opinión con respecto a tantos miles de voluntarios en todo el país que justamente constituyen esta capilaridad de la que Ud. hablaba recién?
Lo esencial del voluntario es el amor. En realidad, a nosotros hoy nos cuesta mucho entender todo lo que tiene que ver con la gratuidad, los espacios gratuitos interpersonales. Estamos viviendo una sociedad adicta. El que no es adicto a la velocidad es adicto al juego o es adicto a la computación, o al trabajo o al sexo, o al alcohol. Es una sociedad evasiva, una sociedad que camina muy rápido. Y que huye rápidamente de los problemas concretos. Cuesta la comunicación, cuesta la interrelación, cuesta el vínculo fundamentalmente. Por eso, el individualismo adquiere características casi salvajes. El hombre concentrado, metido en su imagen, la importancia del mundo virtual, la importancia de meterse dentro de uno y crear las fantasías que surgen desde uno mismo. Así, las dificultades para los encuentros, los miedos en las relaciones interpersonales. Entonces, el amor hace que el voluntario se lance a la tarea de crear espacios de relaciones gratuitas con personas que necesitan en un sentido. El voluntario necesitará en otro sentido. En el fondo lo que busca es establecer una relación humana donde cada uno aporte lo mejor de sí mismo.  El voluntario de Cáritas se caracteriza por buscar la promoción humana del asistido, de aquel que ocasionalmente está necesitando algo y el día de mañana puede necesitarlo el otro. Y al crear esa interrelación se le va dando también al hermano la posibilidad de dar, de aportar aquello que le es propio y que es singular. Yo diría que el voluntario tiene esa capacidad de poder utilizar su tiempo del modo más humano y más enriquecedor. El voluntario de Cáritas es una persona rica en experiencia humana y en comunicación. Creo que en eso hemos ido hacia adelante. Cáritas ha dejado de ser un espacio de provisión de alimentos, de ropa. Simplemente dar y recibir para transformarse en lugares de encuentro. Yo diría que esto como concepto está mucho más arraigado. Por supuesto que nos falta todavía el paso de la asistencia a una promoción mucho más honda, pero las bases están puestas. Yo creo que hay un trabajo en la promoción humana que es más importante.
La espiritualidad del voluntariado y la espiritualidad de Cáritas como institución,  ¿tienen algo que ver? ¿Confluyen, son diferentes? ¿Trabajan en común?
Yo diría dos cosas con respecto a la espiritualidad del voluntariado. Primero, se redescubre continuamente que es necesario cuidar al voluntario. El voluntario no puede desgastarse en actividades concretas, en su trabajo de campo concreto sino cuida su persona, su espíritu, sino está mejor, si no se forma de alguna manera mejor. Hay una corriente que tiende mucho al cuidado, a una preservación buena, sana del voluntario. Por otro lado, toda la espiritualidad cristiana que nos enseña a ver a Jesús en el hermano necesitado, es un disparador enorme para el crecimiento espiritual del voluntariado. Yo creo que van confluyendo las dos cosas, tanto la preocupación por el cuidado del voluntario como la preocupación por rescatar la auténtica espiritualidad cristiana de nuestra Cáritas.
Hablemos de la Colecta que ya tenemos adelante. ¿Cómo es el trabajo previo dentro de la institución? ¿Cómo se gesta la colecta, el lema?  ¿Cómo todas las tareas confluyen para que esta Colecta sea una realidad el  9 y 10 de junio de este año?
Yo tuve la oportunidad de reunirme con los representantes de los distintos lugares del país, también de la colecta. Unas jornadas que se hicieron en la Casa de Nazareth. Fueron muy interesantes. Cada diócesis ha hecho un caminito en esto. Cada comisión diocesana de Cáritas ha ido como preparando la colecta en cuanto a las puertas que tiene que tocar, las cartas que tiene que mandar, en cuanto a mejorar la comunicación. Cáritas tiene un ámbito de comunicación que cada vez es más importante y más desarrollada. En eso creo que presta un servicio bastante importante a las Cáritas Diocesanas. A mí me ha admirado mucho el interés por participar de una reunión a nivel nacional para poder promover la Colecta. Otro elemento importante es la participación de los jóvenes en la Colecta. Hay un crecimiento de los jóvenes promoviéndola y además saliendo ellos mismos con las alcancías. Acá [se refiere a la diócesis de San Isidro] se ha hecho ya hace dos años y ha tenido un incremento muy importante en la colecta justamente por la presencia de los jóvenes que les gusta comprometerse en esta tarea.
Y con respecto al lema se van haciendo consultas durante el año y finalmente se va cerrando. La Comisión Nacional toma dos y de esas dos queda una. Es muy importante el lema. Se trabaja mucho el sentido del lema y para la preparación del spot [tanto el de radio como el de televisión] se trabaja fuerte con el lema de la  colecta con los distintos representantes de las comisiones diocesanas de la colecta.
“Pobreza  cero. Dignidad para todos”. Pobreza cero puede sonar utópico. ¿Por qué no lo es?
Yo creo que “Pobreza Cero” responde al deseo humano más inmediato. Desde que somos chicos, queremos un mundo con más equidad, más justicia, donde se puedan eliminar los obstáculos para que cada persona pueda crecer, para que pueda desarrollar lo mejor de sí, para que pueda sacar de su corazón lo mejor de sí mismo. En realidad, esto es la educación. La posibilidad de sacar de uno lo mejor y ponerlo al servicio de los demás. Más bien la pobreza cero responde a un deseo, a un ansia que tiene toda persona. En el fondo, todos queremos vivir un mundo más igualitario, con oportunidades para todos, donde cada persona pueda alcanzar el máximo desarrollo. Sabemos que problemas vamos a tener siempre, pero eso se busca construir un mundo más equitativo, más humano, más justo, me parece que responde un poco al sentido de la primera parte del lema y, “Vida digna para todos”… el término digno que nosotros lo utilizamos —venido del latín— traduce un término griego que es “axius” que quiere decir valor. Entonces, la dignidad es el valor de la persona. El valor de la persona está en el modo con el que Dios nos mira y como Dios nos quiere. La persona humana es valiosa porque Dios la ama y porque la ha amado hasta el fin porque ha entregado la vida por ella. Ese valor es inconmensurable. No se puede comparar con ningún valor de nada material. Un hombre es más importante que los astros, es más importante que toda cosa material. Estas cosas nosotros las decimos, no ahondamos en lo que significa la profundidad de la dignidad de la persona. Vida digna para todos supone vivir siendo reconocido. Vivir siendo valorado, mirado como Dios nos mira. Lamentablemente nosotros tenemos una percepción de la dignidad justamente cuando la realidad es pisoteada, es humillada, cuando vemos  el hombre en condiciones infrahumanas. Por contraste cualquier ser humano, frente a esta situación, dice: “Vida digna para todos”. Aparece como un reclamo profundo del corazón de buscar la dignidad de la persona, el valor de la persona, en las situaciones en las que es explotada o que es dejada de lado, aparece como un trasfondo lo que yo llamaría —está como apareciendo en Cáritas y no digo que sea un tema nuevo—lo que llamamos los nuevos escenarios de la pobreza. Estamos acostumbrados a concebir la ayuda cristiana propia de la caridad, dirigida a vivienda, alimento,  salud, vestido, educación. Eso está bien y es importante. Hace a la inclusión social.
Los nuevos escenarios de la pobreza. ¿A cuáles se refiere?
Hay uno que atraviesa todos los problemas sociales que es la droga. Castiga a todos los estratos sociales, pero de un modo particular a los más pobres porque produce una suerte de cautividad de la cual resulta muy difícil salir. Para ellos no hay posibilidad de rehabilitación. Quedan encerrados en una trampa. Crea formas de pobreza, atentados a la dignidad tremendos. Un chico que consume puede robarles cosas a sus padres para consumir, se rompe una familia, se desespera una familia. Este es un problema relativamente nuevo. Hace 10 o 15 años no tenía la fuerte incidencia que tiene hoy. Mezclado con esto, la violencia. El tema de la violencia es un escenario relativamente nuevo. Nosotros no nos damos cuenta, pero vivimos en una violencia enorme. En la urbe se ve de un modo particular, en los modos de reaccionar. Y hemos tenido episodios de violencia relativamente importantes. Esto también responde a un escenario de pobreza. Después también los temas medioambientales. Empiezan a aparecer con mucha fuerza y que también nos llaman la atención, sobre el modo como al depredar el hombre la naturaleza va generando nuevas formas de pobreza. La dignidad se entronca con esto de los nuevos escenarios.
¿Por qué donar a Cáritas?
A través de Cáritas nosotros sabemos que las cosas llegan. Es verdad que la colecta tiene un porcentaje dirigido a Cáritas Nacional,  la 3° parte; otra dirigida a Cáritas diocesana y otra a Cáritas Nacional. Pero yo creo que hay una historia que es bastante conocida por la gente en general. Hay años de trabajo silencioso, años de mucho sacrificio, de falta de protagonismo, de no querer aparecer quién es el que da, pero en el fondo el pueblo sabe que aquello que da, va a llegar.
La colecta es un fin de semana y el resto del año Cáritas sigue traccionando hacia adelante. ¿Cómo transcurre el resto del año para Cáritas que seguramente está motorizado por el fruto del trabajo de la colecta?
Fuera de estas ayudas inmediatas, las asistencias más urgentes y de la cobertura de las necesidades primarias, y fuera de lo que puede ser una emergencia —estamos ahora con casos de emergencia por supuesto que no son previstas, por ejemplo el tornado de zona suroeste, donde murieron 17 personas, donde hubo pérdidas de techo, gente que quedó sin luz muchísimo tiempo…— fuera de lo que es primario y lo que son las emergencias las cuales, por ejemplo, yo vengo de Santa Fe tiene una experiencia interesante. Ya pasaron 9 años de las inundaciones, y de alguna manera se acopió una experiencia de voluntariado muy rica con respecto a la prevención del trabajo en nuevas emergencias. Fuera de esto Cáritas tiene emprendimientos sociales de trabajo operativo: tiene emprendimientos de educación como el programa Emaús que es un emprendimiento interesantísimo que ya está funcionando en algunas diócesis. Luego están los proyectos de vivienda que últimamente han sido lo más significativo, a través de convenios con el Ministerio de Planificación Nacional. Se han llevado a cabo un plan de 2.000 viviendas, en los últimos cuatro años, a lo largo de todo el país. Es un plan que se ha focalizado en distintas regiones y diócesis. Tiene etapas y se accede mediante un previo trabajo de organización comunitaria de las Cáritas. Primero se accede en los lugares donde hay tierra, en el Gran Buenos Aires falta tierra. Es un problema importante de nuestro Gran Buenos Aires.
Hay otros lugares, en las provincias, a través de sesiones de provincias  o los mismos municipios de tierra, Cáritas trabaja en la organización comunitaria, donde las mismas familias van haciendo sus casas —no saben a quién le va a tocar una u otra—; en las últimas etapas se adjudica la vivienda a una familia y luego continúa el trabajo comunitario con otras tareas de acción social sobre la misma comunidad. Son viviendas unifamiliares.
¿Están vinculados con los proyectos como “Un techo para mi país” y “Manos a la obra” o van por otros carriles?
Son proyectos que van por otros carriles, pero nosotros no descartamos poder articular. Yo personalmente pienso que es necesario conversar, juntarse… Cáritas está abierta a lo que puede ser el diálogo con otras ONGs para tomar unas algunas causas como causas verdaderamente de todos. Son causas nacionales. La falta de vivienda es un problema importante, y todo lo que hace al hábitat podemos trabajar nosotros con otras ONGs.
¿Cáritas es consciente que la sociedad argentina percibe a cáritas como parte de un pryecto muy bueno? ¿Hay una conciencia de que es un espacio para seguir cuidando y a tratarlo con delicadeza justamente por su transparencia?
Sí, el equipo de Cáritas conoce esto y lo vive con una tremenda responsabilidad, reflejando esa transparencia y esa forma directa de contacto con el pueblo que hace que  Cáritas sea conocida justamente por la gratuidad y la sencillez de la caridad.
¿Está contento en San Isidro?
Estoy muy bien en la diócesis, muy contento. Tengo la ventaja de haber vivido dos años como coadjutor al lado de Monseñor Casaretto con quien nos hicimos amigos y al mismo tiempo aprendí muchas cosas y aprecié el trabajo de él en la diócesis que estoy tratando de continuar. Es una diócesis de grandes contrastes socioeconómicos, culturales. Y estoy muy acompañado por la gente, por las comunidades, por el clero.
Le pedimos, finalmente, tres motivos por los cuales donar en la Colecta de Cáritas va a ser bueno.
El primer motivo por el cual donar es bueno para la Colecta próxima es el mismo motivo por el cual el buen samaritano se bajó en el camino para poder ayudar al hermano caído. Vas a sentir un alivio, un cierto alivio, te vas a sentir más hermano, más cercano a aquel que necesita algo que le va a llegar.
El segundo motivo sería darte cuenta de que pese a que lo neguemos muchas veces, o no queramos mirar, o estemos detenidos en otras cosas que nos llevan la atención, detenerse un ratito y decir: dejo esto, renuncio a esto que le va a llegar a un hermano, te hace más humano y te hace entrar más en la realidad. El hombre se siente bien cuando toca la realidad no cuando huye de ella o la niega simplemente.
Y en tercer lugar creo es la posibilidad, ese pequeño gesto, de construir un sueño, el sueño de que podamos vivir un mundo más humano, más fraterno, más cristiano. Fijate que si todos podemos dar un poquito como hizo el Señor en la multiplicación de los panes, se pueden hacer maravillas. Y realmente poder hacer un acto de fe en la capacidad solidaria de nuestro pueblo que se manifiesta una vez más en la Colecta, también es algo que nos hace mucho bien.
 

CEA.

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