sábado, 29 de diciembre de 2012

El Día de los Santos Inocentes es la conmemoración de un episodio del cristianismo: ‘la matanza de todos los niños menores de dos años nacidos en Belén (Judea), ordenada por el rey Herodes con el fin de deshacerse del recién nacido Jesús de Nazaret’.



La iglesia católica recuerda este acontecimiento el 28 de diciembre, aunque de acuerdo con los Evangelios, la matanza debió haber sucedido después de la visita de los Reyes Magos al rey Herodes el Grande (uno o dos días después del 6 de enero), aunque también la fecha de la adoración de los Reyes Magos a Jesús no tiene una fecha dada exactamente en las escrituras.
Ningún documento histórico certifica este hecho bíblico, que tiene hasta tres días diferentes de celebración en la actualidad: la Iglesia Católica lo recuerda el 28 de diciembre, pero en Siria, los cristianos conmemoran la matanza el 27 de diciembre, mientras que la Iglesia Ortodoxa Oriental lo festeja el 29 de diciembre.
El evangelista Lucas nos cuenta que había pastores que estaban pasando aquella importante noche a cielo raso, con sus rebaños. Esto nos lleva a la conclusión de que Jesús no pudo haber nacido en diciembre ya que es improbable que los pastores estuvieran acampando a cielo abierto en una época del año donde las temperaturas pueden llegar a bajo cero en la región de Belén.
Flavio Josefo (37–101), en su Historia de Judea nunca relata una matanza de niños. Ningún historiador contemporáneo relata la matanza de los inocentes. Se sabe que el mensaje del evangelista Mateo se dirigió a judíos conversos de la época. Se cree que como Mateo no conocía mucho del nacimiento de Jesús de Nazareth, y como los judíos veneraban a Moisés como el más grande profeta del Pueblo, quien en su momento debió ser salvado de una matanza de niños, quizás extrapoló esta leyenda mosaica a la historia de Jesús.
En Hispanoamérica y en España es costumbre realizar en esta fecha bromas de toda índole. Los medios de comunicación hacen bromas o tergiversan su contenido de tal modo que la información parezca real. Se trata de una libertad que se dan los agentes mediáticos para dar rienda suelta a su sentido del humor, oportunidad que solamente tienen una vez al año.
Es tradición que los periódicos publiquen páginas enteras de noticias cómicas, con la advertencia de que es día de los inocentes, que van desde las que son una obvia mofa a cualquier suceso reciente, hasta las que parecen serias y engañan al lector desprevenido. El día de los inocentes se vive en todo el mundo hispanohablante.

viernes, 28 de diciembre de 2012

La crucifixón de Nuestro Señor Jesucristo.


Informe Médico Legal sobre La crucifixón de Nuestro Señor Jesucristo

  • Introducción:                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                  La Tanatologíaforense, es la ciencia que se ocupa del estudio del cadáver, desde el punto de vista de las exigencias judiciales.
  • La agonología, que es una de sus ramas principales, se ocupa de los fenómenos fisiopatológicos que se producen en la fase de transito de la vida a la muerte; tal como diferenciar las lesiones inferidas a los vivos o a los muertos, el estado mental del agonizante de decir verdad, la sobrevida del herido y otros temas vinculados al asunto que nos ocupa.La existencia del hombre esta marcada en su comienzo y en su fin por dos acontecimientos – el nacimiento y la muerte -. Se puede nacer de modo básicamente análogo. En cambio morimos de modos distintos, de muerte natural o por violencia. El objetivo de la ciencia forense es establecer la causa, el mecanismo y la manera de la muerte. La muerte  de N.S.JC fue un “homicidio jurídico”. Para reconstruir el drama bíblico utilizando los esquemas investigativos actuales, es necesario tener en cuenta los siguientes datos:
    1. Las circunstancias del hecho.
    2. El lugar del suceso.
    3. Los instrumentos utilizados.
    4. Los relatos de los testigos.
    5. La “Iconografía” disponible, si así puede llamarse, a la obras de arte, que durante cientos de años inspiraron a los artistas cristianos.
    El medico forense, utiliza los signos que halla en el cadáver y en la escena del crimen, o si la victima esta aun con vida, los síntomas que puedan contarle o el apreciar. Es esta la fase cognoscitiva del diagnostico y la detección. Ello permite en cada caso hasta donde sea posible, establecer el donde, cuando, como, quien y porque, de la enfermedad o del crimen.

    El Arresto:

    De acuerdo con los escritos que hemos consultado, la noche había cerrado ya completamente, cuando Jesús y sus discípulos abandonaron la sala donde habían cenado. Según su costumbre, atravesaron El Valle de Cedrón y se dirigieron al huerto de Getsemani, situado al pie del monte de los Olivos. El Salvador, había dicho a Pedro, a Santiago y a Juan que “velaran y orasen”. De pronto una patrulla armada y provista de antorchas invade el huerto. Eran los agentes del templo, especie de fuerza policial que actuaba a órdenes de los sacerdotes; iban armados de palos y escoltados por soldados romanos con espadas. La orden de arresto emanaba del gran Sacerdote y del Sanhedrín. Conociendo Judas la costumbre de Jesús, les había indicado que en aquel sitio podrían prenderle fácilmente. Judas acompañaba la patrulla y señalo con un beso a la victima de su traición. Hubo entonces un principio de resistencia de parte de los discípulos. Pedro pasó de la oración  a la acción. Sacando una de las dos espadas que llevaba, Cortó de un golpe la oreja a Malco (o Malek), el ciervo del sumo sacerdote. Nuestro Señor, tomo la oreja del herido y se la reestableció. Dice Fulton J. Sheen (“Vida de Cristo”): “Mal espadachín, aunque excelente pescador”. Pienso que Pedro no era diestro en el manejo de la espada y aun menos en la esgrima doble, utilizando a la vez, un arma en cada mano. Por otra parte, la espada utilizada en la época era El Gladius Romano, corta espada de50 cm. de longitud que portaban exclusivamente las legiones del Cesar. Muy probablemente utilizo su instrumento de trabajo, el cuchillo de pescador, de cierto tamaño y peso y por ello mas apto para herir con cortes a la manera de un machete y no a puntazos dirigidos a atravesar al adversario. La experiencia medico legal indica, que Pedro dirigió el golpe de arriba abajo y a la cabeza de Malco. Este instintivamente la lateralizo, para esquivar el golpe y la cuchilla le amputo la oreja. El medico legista italiano Leoncini clasifica las heridas cortantes en:
    1. lineales
    2. En Colgajo.
    3. Mutilantes.
    A esta ultima variedad, pertenece la lesión que sufriera Malco. Nuestro Señor tomo la oreja del herido y se la restableció, de otra manera, la lesión producida por Pedro, y según lo legislado en el artículo 90 del Código Penal Argentino habría sido calificada como de importancia grave, en este caso en defensa de terceros.
    El “restitutio ad integrum” de la pieza anatómica amputada, fue una curación milagrosa, ello no pudo pasar desapercibido a los integrantes de la patrulla, sin embargo, no hay, o no hemos hallado otros comentarios al respecto. En cambio, hay múltiples citas, que señalan a Malco, como el esbirro que abofetea a Cristo frente al Sanhedrín.

    La flagelación:

    Jesús fue encadenado en el huerto de los Olivos y así permaneció con las manos sujetas a la espalda, hasta la flagelación, donde se las quitaron para atarlo a la columna y azotarlo. ¿Cómo era la columna? ¿Cuál la posición de Jesús atado? ¿Características del instrumento utilizado? ¿Número de azotes y sus consecuencias?
    La mayoría de los estudiosos supone con razón que la columna era de mármol, baja y con una argolla encima para sujetar al torturado, de esa manera la víctima, debía encorvarse presentando toda la espalda al verdugo. Si la columna era alta, preso quedaba de cara a ella y apoyado en tierra por la punta de los pies, para evitar su desplazamiento durante el castigo. Los instrumentos utilizados eran la vara, el flagrum, el flagellum. En los golpes con la vara la piel resiste sin romperse, el derrame hemático se produce en los tejidos subyacentes a ellas, aparecen así, equimosis lineales, bien delimitadas y capaces de reproducir la forma del instrumento utilizado. De allí su importancia medicolegal en el diagnostico de sevicias. Elflagrum estaba constituido por dos ramales de cuero con bolas de metal en las puntas. Elflagellum estaba hecho con nervios de buey y ruedecillas dentadas en sus extremos.
    Estos instrumentos producían no solo equimosis lineales, como lo hace un latigazo, agregaban también heridas contusas dado sus especiales características constructivas. Entre los judíos, y a esclavos, solo se podían dar 40 azotes, entre los romanos no había límite alguno. Cuarenta golpes, equivalen a Ochenta lesiones, el límite se establecía para evitar la muerte de la victima; la flagelación precedía a la crucifixión. ¿Cuál fue el número de azotes que sufrió Jesús? No hemos hallado datos certeros, casi todos los estudiosos opinan; “Que no había en la piel espacio alguno indemne” (Dr. An6tonio Barbará Ruidor – “La medicina y la pasión de Jesús” – Edit. Villamaza, Barcelona – Valencia 246). Para algunos fueron tres y para otros 6 los soldados Romanos que se turnaban para azotar al Salvador. Yo supongo que recibió al menos 100 golpes con el flagrum o con el flagellum. Si aceptamos que una fractura del hueso humero produce una pérdida de 750 cc de líquidos orgánicos, y una de fémur 1500 cc, (y por ende el shock desencadénate). La tortura sufrida por Jesús supera ampliamente estos parámetros. Cualquier hombre, sin el carácter divino de Jesús hubiera muerto durante la tortura.
    La corona de espinas:
    Después de la flagelación y esperando Jesús ser conducido ante Pilatos, quedo abandonado a la soldadesca Romana. Se supone que la corona de espinas estaba formada por un capacete de junco que sirvió de base para implantar el manojo de espinas o corona propiamente dicha, las puntas atravesaron la piel del cráneo, produciendo lesiones de tipo punzante y excoriaciones de la piel al resbalar por ella. La región esta inervada por las ramas sensitivas del nervio facial, y las lesiones resultan especialmente dolorosas. Las hemorragias también son muy copiosas cuando un traumatismo afecta esta zona, porque el cuero cabelludo esta muy vascularizado. La sangre siguiendo la dirección de la fuerza de gravedad, cubrió la cara, los cabellos y la nuca. Este detalle, junto con el sudor y el polvo adheridos hacen verosímil la creencia, de la impresión del rostro del salvador en el lienzo de la veronica.
    El vía Crucis:
    E verdadero motivo de la muerte de Jesús, fue completamente religioso,  sus enemigos habían conseguido presentarlo en el Pretorio como culpable de delito de Estado. De otra forma, no hubieran podido obtener de Pilatos la condena a muerte. Los sacerdotes, valiéndose de la muchedumbre, pidieron que se aplicase el suplicio de la cruz. El domingo anterior, el pueblo lo había aclamado, pero aquella mañana muchos gritaban “No tenemos mas rey que le cesar”. Este suplicio no era de origen judío, si la sentencia condenatoria de Jesús hubiera sido puramente mosaica, se lo habría lapidado. La cruz era un suplicio Romano que se aplicaba a esclavos y delincuentes, cuando se quería agravar la pena de muerte. Se atribuye su invención a Semiramis, reina de Asia y babilonia. De allí pasa al resto de Asia, Grecia e Italia. En Cartago era el suplicio corrientemente utilizado.
    Los romanos dejaban  las victimas crucificadas hasta que el cadáver evolucionaba a la putrefacción, los hebreos aceleraban el final fracturando a golpes brazos y piernas.
    Decía Séneca: “en la cruz, el ajusticiado pierde al vida gota a gota”. Cuando la comitiva encargada de la ejecución se ponía en marcha hacia el lugar del suplicio, solía ir precedida de una trompeta que abría el paso; luego seguía un Heraldo que anunciaba el nombre del reo y el delito cometido. Otras veces se escribían estos datos en una tablilla y se la colgaba al cuello del reo. Formaban parte de ella, dos testigos del Consejo que había sentenciado al inculpado. Y un centurión montado a caballo al mando de un destacamento de soldados. Junto con nuestro Señor caminaban hacia el calvario, Dimas y Gesmas, los dos ladrones que también iban a ser crucificados. Jesús llevaba todo el peso de la cruz sobre su espalda y sus hombros, ya lacerados por los azotes que había recibido. Hay opiniones contradictorias con respecto al peso de la cruz, no se sabe que tipo de madera fue utilizada, había a disposición cedro, olivo, palma y ciprés. Unos le asignan un peso de 40 Kg., otros opinan que su peso era de 75 kg. El palo vertical o “Stipes”, que en Latín quiere decir estaca, o palo hincado en tierra, media aproximadamente 2, 80 mts., y la viga transversal o “patibullum”, 2,30 mts. Cuando visitamos Israel, pudimos comprobar, la dificultad para reproducir el trayecto y las distancias del vía crucis, casi todos los pasionistas admiten que fue de aproximadamente1 km. El condenado debía llevar sobre sus hombros el instrumento de su suplicio, Jesús lo hizo pisando terreno desigual y pedregoso. Cristo iba descalzo. Temiendo los Soldados romanos que la perdida de sangre, los azotes, la corona de espinas y el peso de la cruz, terminaran con su vida antes de ser crucificado, obligaron a un forastero, Simón de Cirene a que le ayudara a llevar la cruz. Era probablemente uno de los cientos de curiosos que querían ver la ejecución. Simón no actuó voluntariamente pero perteneció después según parece, a la comunidad cristiana, en al cual eran muy conocidos sus dos hijos Alejandro y Rufo.
    No se sabe con exactitud si el Cireneo cargo totalmente la cruz yendo detrás del señor o solamente lo ayudó. Según Ana C. Emmerich (“Vida de Jesús y de la virgen”), Jesús no fue enteramente liberado del peso de la cruz, porque ella se ataba con ligaduras al tórax del condenado. De acuerdo con los relatos clásicos, cristo cayó tres veces, hacia delante, y sin la protección instintiva de los brazos inmovilizados por las ataduras. En estas condiciones, la caída al suelo, suele producir equimosis y excoriaciones en la región frontal, el mentón, el caballete nasal y las rodillas. Por otra parte, el golpe de la cruz contra el hombro y la escápala tiene que haber ocasionado lesiones contusas.
    La Crucifixión:
    El lúgubre cortejo llego por fin al sitio de la crucifixión. El Gólgota no era un monte propiamente dicho, sino un montículo ubicado fuera del recinto amurallado de Jerusalén. La palabra hebrea “Golgolet”, de la cual deriva el nombre de Gólgota, significa “El lugar del cráneo”. Una antigua tradición aseguraba que allí estaba enterrado el cráneo de Adán, el cual fue puesto al descubierto por el terremoto y rociado con la sangre que goteaba de la cruz. De allí la costumbre de representar un cráneo a los pies de los crucifijos, para indicar que el nuevo Adán estaba muriendo por el viejo Adán.
    Mucho más razonable es pensar, y así se admite en la actualidad, que el nombre alude a la forma del montículo, que se asemeja a la de un cráneo y a su aspecto de eminencia rocosa, lisa, árida y desprovista de vegetación. Para otros era sencillamente el lugar donde se arrojaban los huesos de los ajusticiados.
    Otro punto dudoso en la historia de la Pasiónes el relacionado a la forma de la cruz. La cruz la formaban  dos palos, uno recto y vertical y otro transversal. Entre los pueblos de oriente medio se empleaban de ordinario, tres tipos de cruces. La cruz decussata, en figura aspa formada con dos vigas o palos cruzados en X, posteriormente llamada cruz de san Andrés. La cruz commissa o en forma de T, y la cruz Inmissa o cruz ordinaria, en la cual el leño vertical sobresale por encima del transversal. Es muy probable que la de Jesús fuera una cruzInmissa pero provista de un travesaño anteroposterior, ubicado a dos tercios del palo vertical, el sedil o sedile. Sobre el cual quedaba como ahorcahadas el cuerpo del ajusticiado. Ello permitía que las manos soportaran el peso del sujeto sin desgarrase. Otro accesorio de la cruz era el supperaneum, era un soporte o escabel sobre al que apoyaban los pies.
    ¿De que modo fue clavado el salvador a la cruz? Algunos opinan que fue crucificado sobre la cruz tendida en el suelo y levantada después. Pero muchos padres de la iglesia y casi todos los comentaristas, entienden que la cruz estaba ya plantada verticalmente cuando fue clavado a ella el cuerpo de Jesús. Para aceptar esta hipótesis, es necesario suponer que el cuerpo apoyaba en el sedile, de otra manera la maniobra de la crucifixión resultaría muy difícil de comprender, mas si se tiene en cuanta la altura, tal como aparece en los crucifijos y las obras de arte. La crucifixión se hacia violentamente, los clavos entraban a martillazos, produciendo lesiones – contusoperforantes -. Algunos escritores opinan que Jesucristo no fue crucificado traspasando con clavos las palmas de las manos, sino que los clavos penetraron por entre los huesos del carpo o muñeca. Que solo así podía sostenerse el peso del cuerpo de Jesús, pues clavado por las palmas estas se habrían desgarrado con seguridad. Pero la presencia del sedile sosteniendo el cuerpo, puede explicar que no se produjeran tales desgarros.
    Por otra parte, los libros sagrados avalan el clavado por las palmas de las manos; Tomás, el discípulo incrédulo decía: “Si no veo en sus manos los agujeros de los clavos….”. También aquella frase del salmo “Taladraron mis manos y mis pies….”. Con respecto a los pies, es difícil aceptar que un solo clavo atravesara ambos pies, como se ve en casi todos los cuadros de los grandes maestros de la pintura. Resulta más lógico suponer, que apoyado sobre elsupperaneum, fueran clavados separadamente. La imagen del cristo con tres clavos es propia de los artistas pertenecientes al periodo del Renacimiento. Jesús no ingirió agua desde al noche anterior y estaba anímico, deshidratado y sediento. Siendo la crucifixión el mas horrible de los tormentos, solía ofrecerse al reo una bebida que se creía poseía propiedades analgésicas, tal vez aportada por las mujeres de Jerusalén y elaborada a base de vino mezclada con mirra. Al llevárselo a los labios cristo reconoció que se trataba de un calmante y lo rechazó no quiso beber aquello que podía empañar su misión de mediador según consta en las sagradas escrituras, solo permitió que mojaran sus labios con la bebida ordinaria que los romanos llevaban en sus campañas. Consistía en una mezcla de vinagre y agua, llamada “posca”. Un soldado llamado Estefaton (¿?) tomo una esponja, la empapo con el brebaje y poniéndola en una caña la acerco a los labios de Jesús. La hora de la crucifixión, siguiendo a san Marcos, fue cumplida a la ahora tercia, (A las doce del mediodía). Todo induce a creer que la muerte se produjo en tres horas. En el suplicio de la cruz el detalle más horrible era, que el reo podía sobrevivir 3 o 4 días. Las hemorragias de manos y pies no eran mortales, la intención no era matar al condenado produciéndole determinada lesión corporal, sino exponer al sujeto enclavado por las manos y dejarle abandonado hasta que se pudriera sobre el madero.
    En la crucifixión de cristo la muerte de verifico muy pronto, lo prueba el dato importante de que según la ley Judía, los sábados eran días destinados al descanso y no podía en manera alguna hacerse en ellos trabajos de ninguna especie, menos trabajos fúnebres, por esta razón, vieron que llegaba la tarde del viernes y los crucificados no acababan de morir, mandaron que los soldados fracturaran las piernas a los dos ladrones que acompañaban a Jesús como lo hicieron en efecto; pero al legar a este no tuvieron necesidad de repetir la maniobra que tenia por finalidad, apresurar la muerte porque ya  había dejado d existir. Fue entonces que Longinus con la lanza le abrió el costado, y al instante “salio sangre y agua”. “Le abrió el costado”, “la herida del costado”, etc. Son dichos que corresponden  a la descripción de una lesión de tipo punzocortante. Es decir, producida por un instrumento dotado de punta y de filo. Entere las armas enhastadas utilizadas por los romanos, se distinguían el “Pilum”, dotado de una pequeña punta piramidal y maciza. Podía ser utilizada como un venablo arrojadizo o como arma de gran poder de penetración, para traspasar escudos o cotas de malla en el combate cuerpo a cuerpo. El pillum penetraba en el cuerpo de la victima produciendo lesiones contuso perforantes, porque carecía de filos. Ello no se corresponde con las descripciones de los escritores que se han ocupado del tema, tampoco con el aspecto de la herida que se observa en las tallas y los cuadros de los grandes maestros. Longinus seguramente utilizó una lanza con moharrra dotada de punta y filos, y de forma oval o triangular. Un instrumento de este tipo penetra en las partes blandas con la punta y las va seccionando con el filo. El aspecto del orificio externo de la lesión es el de un “ojal” de labios separados y bordes limpios no contusos, porque el arma esta dotada de filo. Ahora bien, ¿como diferenciamos las lesiones inferidas al los vivos y a los muertos?. En las lesiones vitales, los labios de la herida están separados y engrosados, porque la presión sanguínea que aun perdura, los infiltra. Hay también signos francos de coagulación y de hemorragia. En los cuadros de crucifixiones que hemos observado en los museos europeos, la interpretación es libre, las hay de los dos tipos. Lo mismo ocurre con el sitio topográfico de la lanzada, la mayoría esta ubicada en el reborde costal izquierdo, otras en el lado derecho. Pensamos que Longinus ataco por la izquierda, en ese lado supone el vulgo se halla el corazón. Además el soldado romano era entrenado para herir por debajo del reborde costal, debido a la coraza que protegía el pecho del enemigo. Resulta entonces que la lanzada siguió una dirección de adelante hacia atrás, de abajo a arriba y de izquierda a derecha. Las lesiones de este tipo en general lesionan el pulmón y el ventrículo derecho. La “salida” de sangre no debe confundirse con hemorragia, que es signo de lesión vital, como ya hemos comentado. La sangre rezuma del cadáver cuando acumulada en una cavidad la posición declive del cuerpo permite su salida. La ubicación casi horizontal del corazón en el mediastino, la acumulación pasiva de sangre en las cavidad es derechas y la posición de Jesús clavado en la cruz, verticalizado y con el busto algo inclinado hacia delante pueden explicarlo.
    La salida de “agua” aceptando que el lanzazo atravesara también el pericardio, puede explicarse, según mi entender a la existencia de liquido originado en una pericarditis traumática, dado la multiplicidad de golpes que padeciera el Salvador, predominantes en la mitad superior del cuerpo. La cronología o sea, la relación traumas precordiales y derrame pericárdico, no es discordante con el tiempo transcurrido desde el arresto a la muerte. Los derrames de este tipo se producen en breve término; no así los pleurales que demandan un lapso mayor. De ello hay casuística abundante en traumatología forense  y en medina legal laboral.
    La causa de la muerte de cristo fue la asfixia posicional. Con los brazos horizontalizados y el cuerpo suspendido, se agotaron no solo los músculos que movilizan a la caja toráxica. Experiencias con voluntarios suspendidos de un madero con las manos atadas a este, y con la punta de los pies apoyados en el suelo, registraron:
    1. taquicardia.
    2. Hipotensión arterial.
    3. Calambres en miembros superiores.
    4. Palidez sudoración y angustia.
    Las radiografías del tórax indicaron un descenso del diafragma de hasta a14 cm y la vericalizacion del corazón. El tórax se fija en inspiración permanente, la espiración es muy dificultosa y la asfixia es la regla. La victima muere por anoxia debido a la restricción de la dinámica respiratoria. Contribuyeron también al deceso, la hipovolemia producida por las hemorragias y el “taponamiento” cardiaco originado por la pericarditis traumática. Comentario aparte en relación con la condición mental del agonizante de decir verdad, e interrogante planteado al medico Forense en alguna ocasión son las palabras de cristo ya clavado en el patíbulo de la cruz “PADRE, PERDONALOS PORQUE NO SABEN LO QUE HACEN”. Jamás hubo predicador como cristo moribundo. Cuando muere una persona proclama su propia inocencia o condena a sus verdugos, o pide perdón por su delito. Cristo como mediador entre dios y el hombre, lo que hacia era dispensar perdón. Abogaba por los pecadores. O sea, intelecto integro y chispa divina en su humanidad. El art. 34 del Código Penal Argentino, exime de pena a  quien no haya podido, en el momento del hecho “comprender la criminalidad del acto o digirigir sus acciones”. “comprender”,  es captar valores. O sea, discernir, darse cuenta, percatarse de la mala acción que se va a llevar a cabo, distinguir entre el bien y le mal. En nuestro medio, el menor de edad autor de delito es equiparado al alienado mental, no es punible porque no puede comprender la criminalidad del acto cometido. O sea, solo la ignorancia de su enorme pecado era capaz de brindarles una posibilidad de salvación a quienes condenaron al salvador.
    La expresión del centurión: “Verdaderamente este hombre era hijo de dios”, es testimonio valedero e irrefutable. Fue producto de una reflexión, al observar el terremoto y la manera en que había muerto el crucificado, el había mandado y presidido la ejecución y, seguramente había sacrificado a muchos hombres anteriormente. Dio testimonio con la expresión propia de un hombre imparcial y razonable, comprendió que la s acusaciones habían sido burdas calumnias y que aquel hombre era justo e inocente; mas aun, proclamo incluso su divinidad.
    Este articulo fué publicado por la Revista del Hospital Sirio Libanés
 Año II, Número 1 – Primer semestre de 2008

martes, 25 de diciembre de 2012

MENSAJE DE NAVIDAD 2012 “Nació de santa María Virgen” (Credo).


Mensaje de Navidad de Mons. Tissera
 HERMANAS Y HERMANOS: Mi afectuoso saludo en esta Navidad en el Año de la Fe. Mis deseos de paz y amor para cada uno y sus familias, especialmente para los sufrientes y olvidados. Todos tenemos ante nuestros ojos la tierna imagen del Niño Jesús, en brazos de su madre la Virgen junto a san José en el pesebre de Belén. Es un hecho histórico que todos celebramos en la fe. Un acontecimiento trascendental que brota de la profundidad del amor de Dios, que en el colmo de ese amor se ha hecho uno de nosotros para darnos vida plena.
Todos tenemos recuerdos de la niñez que giran en torno a la Navidad. Los habrá de todo tipo y colorido. Pero centrémonos en el pesebre. Me acuerdo del primer pesebre que armé en casa, en un rinconcito de mi humilde hogar. También de aquel que armamos los chicos de la parroquia, con un artista de la ciudad. Era un pesebre con imágenes grandes, con montañas, arroyos y luces multicolores. Además de las preciosas imágenes del Niño, María y José, había algo que me atraía sobremanera: eran el asno y el buey… ¿Por qué esos animales y no otros? ¿Por qué no un caballo, una vaca, una oveja o un perro, que nunca falta…? Es cierto que había otros, pero no al lado del Niño… Nunca había tenido una respuesta. Solamente que san Francisco de Asís, cuando realizó el primer pesebre viviente, había dispuesto que estuviesen cerca de la cuna un asno y un buey, y que para el frío invierno venía bien el aliento de las bestias. Hasta que una vez leí un comentario al Evangelio de san Lucas. Una explicación que me resultó interesante. Descubrí que eso no era producto de ninguna fantasía, sino que tenía un profundo sentido bíblico; una referencia clara a la unidad del antiguo y el nuevo Testamento. En el libro de Isaías leemos: “Conoce el buey a su amo, y el asno el pesebre de su dueño; pero Israel no me conoce, mi pueblo no tiene entendimiento” (Is. 1, 3). Los santos padres de la Iglesia vieron en esas palabras una profecía que apuntaba al nuevo pueblo de Dios. Ante Dios, todos los hombres, judíos y paganos, eran como bueyes y asnos, sin razón ni conocimiento. Pero el Niño Jesús, en el pesebre, abrió sus ojos de manera que ahora reconocen ya la voz de su dueño, la voz de su Señor. Cuando ponemos el asno y el buey en el pesebre, cuando los miramos en el portal de Belén, deberían venirnos a la memoria las palabras del profeta Isaías. El buey y el asno conocen, pero “Israel no tiene conocimiento, mi pueblo no recapacita”. El pesebre nos lleva a contemplar la primera Navidad. ¿Quién no lo conoció? ¿Quién lo conoció? ¿Por qué fue así? La palabra de Dios nos dice que Herodes no lo conoció; no comprendió nada de lo que le decían sobre el Niño. Tampoco la ciudad de Jerusalén y su dirigencia sabían nada de ese Niño que buscaban los magos de Oriente. Los que no conocieron eran los sabiondos del momento; los potentados; los entendidos en las Escrituras y los que las interpretaban; las leían pero no las entendían. En cambio, los que conocieron, tomando la comparación del “buey y el asno”, fueron los pastores, los magos, María y José. En el pesebre no hay gente refinada; no hay comodidades; ni siquiera un fogón para el crudo invierno; allí el buey y el asno están como en su casa. ¿Qué pasa hoy en nosotros? ¿No estaremos un poco lejos de ahí, como los que estaban en Jerusalén o en Belén, cómodos en sus casas, atendiendo las visitas de los conocidos, dejando pasar por alto la visita del anunciado y esperado por los profetas? ¿No estaremos muy encerrados en nuestras sabiondas interpretaciones, encerrados en nosotros mismos, ciegos al Señor que se manifiesta sencillo y pobre, sordos para escuchar la voz de los ángeles y ponernos a adorar al recién nacido? ¡Qué importante mensaje me ofrece el pesebre! Dios siendo rico, se hace pobre; siendo grande, se hace pequeño; siendo todopoderoso, se hace débil. Cuanto más sabemos o más tenemos, cuán humildes debemos ser. Qué fácil es volverse ciegos y sordos para con Dios y los demás. Cuán fácilmente se endurece el corazón humano… no quiere ver, no quiere entender. Desde que supe esto acerca del buey y el asno, no sólo me resultan pintorescos, sino que esos animalitos del pesebre son un verdadero despertador de mi alma para que adore, contemple y escuche a esa Palabra que se hizo carne: Jesús. Dios ha querido hacerse hombre, hacerse prójimo, para que nosotros podamos brindar todo nuestro amor en cada ser humano, sin distinción. Amar a Dios y al prójimo, son dos caras de la misma moneda. En este Año de la Fe, queridos hermanos y hermanas, los invito a que juntos pidamos a Dios nos regale un corazón sencillo y humilde, para reconocer en ese Niño del pesebre al Señor de nuestras vidas. Viene bien recordar lo que los obispos latinoamericanos dicen en el documento de Aparecida: “Nuestra mayor amenaza es el gris pragmatismo de la vida cotidiana de la Iglesia en el cual aparentemente todo procede con normalidad, pero en realidad la fe se va desgastando y degenerando en mezquindad. A todos nos toca recomenzar desde Cristo, reconociendo que no se empieza a ser cristiano por una decisión ética o una gran idea, sino por el encuentro con un acontecimiento, con una Persona, que da un nuevo horizonte a la vida y, con ello, una orientación decisiva”. (DA 12). Hace un año que estoy con ustedes, peregrinando en esta Iglesia de Quilmes. ¡Ya va llenándose de rostros concretos mi corazón de padre y pastor! Gracias por tantos gestos de fe y de amor que tienen para conmigo en las visitas que realizo y en los momentos que compartimos; eso nos fortalece en la esperanza. ¡Demos gracias a Dios que camina entre nosotros! ¡FELIZ NAVIDAD Y FELIZ AÑO DE LA FE! ¡Dios los bendiga! Padre Obispo Carlos José Tissera