jueves, 22 de septiembre de 2011

NUEVO ARZOBISPO METROPOLITANO DE TUCUMAN.


ORDENACIÓN EPISCOPAL DE MONS. ALFREDO H. ZECCA.

NUEVO ARZOBISPO METROPOLITANO DE TUCUMAN

CATEDRAL METROPOLITANA Y PRIMADA DE BUENOS AIRES, ARGENTINA
Jueves 18 de Septiembre de 2011

ALOCUCIÓN EN ACCIÓN DE GRACIAS y SÚPLICA POR SU EPISCOPADO


1.      “Te doy gracias Señor por tu amor, no abandones la obra de tus manos”. Estas palabras del Salmo 138 [137] me sirven adecuadamente para expresar mis sentimientos ante el inmenso e inmerecido don del Episcopado, sentimientos de acción de gracias y de súplica de ayuda.

2.      La identidad y la misión del Obispo se centran en el misterio de Cristo y de su Iglesia “pueblo reunido en virtud de la unidad del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo” (LG 4). La índole trinitaria del ser y del obrar del Obispo, por consiguiente, tiene su raíz en la misma vida de Cristo, que fue toda trinitaria. Vicario del “gran Pastor de las ovejas” (Heb 13,20), el Obispo debe manifestar con su vida y ministerio episcopal la paternidad de Dios; la amistad misericordiosa de Cristo; la luz y la fuerza del Espíritu Santo.

El Concilio Vaticano II enseña que: “los Obispos han sucedido, por institución divina, a los Apóstoles como Pastores de la Iglesia” (LG 20; CEC 860-862). Por ello mismo, a lo largo de las generaciones, están llamados a custodiar y transmitir la SagradaEscritura, a promover la Tradición con íntegra fidelidad a las enseñanzas de los Apóstoles y a santificar y guiar al Pueblo de Dios cum Petro et sub Petro, con Pedro y bajo Pedro, continuando así, con dinamismo misionero, la labor desarrollada por sus predecesores (cf. Directorio para el Ministerio Pastoral de los Obispos, Introducción).

Basten estas breves alusiones al ministerio del Obispo para explicar por qué, quien es llamado por Cristo al episcopado, experimenta un abismo entre la grandiosidad del misterio que se abre a su mente y a su vida y sus pobres fuerzas personales, que tornan imposible cumplir semejante desafío sin contar con la gracia de Dios. Por eso digo una vez más con el salmista: “Te doy gracias Señor por tu amor, no abandones la obra de tus manos”.

En este momento de mi historia personal, en la madurez de mis años, sin dejar de apelar a la misericordia divina por mis pecados y omisiones, doy gracias al Señor por mi vida y mi ministerio sacerdotales, plenificados ahora con este nuevo llamado que me compromete a una mayor fidelidad. Hoy a mí, Cristo, como lo hizo en el Evangelio con los Apóstoles, me dice “sígueme”. Más aún, se me presenta con particular intensidad la pregunta de Jesús a Pedro “¿me amas?”. Yo quisiera responderle como él “Señor, tu lo sabes todo, tú sabes que te quiero”. Pero como seguramente esta respuesta no ha penetrado aún  toda mi vida, yo quisiera que se torne súplica diciéndole: “Señor, haz que te quiera cada día más, y así, por amor a Ti, te siga y, en tu nombre, apaciente a tus ovejas”. (cf. Jn 21,15-19).

3.      Te doy gracias Señor, ante todo, por el don de la vida, la natural y la sobrenatural que recibí por tu bautismo. Gracias por mis padres Alfredo y María Elena, quienes, con su vida y sabiduría, me enseñaron las virtudes humanas y cristianas. Gracias a los sacerdotes de mi Parroquia de Santa Rita, ejemplo de religiosos entregados generosamente a la salvación de las almas. Gracias a los Hermanos deLa Salley a los Marianistas, entre los que conocí maestros y religiosos piadosos, que me educaron y despertaron en mí la vocación por la docencia.

4.      Entre 1968 y 1976 transcurrieron los años de mi formación sacerdotal, años difíciles, ya que la aplicación del Concilio exigía especial prudencia y discernimiento. Dios puso en mi camino sacerdotes que pudieron guiarme con firmeza. Permítanme recordar, entre los tantos a quienes debo mi formación, a Mons. Albisetti y a Mons. Esteva, entonces Rector y Director Espiritual, respectivamente, del Seminario de Villa Devoto y, entre mis profesores, a Mons. Lucio Gera quien me invitó a colaborar en su cátedra de Teología Dogmática y me impulsó a hacer el doctorado en Alemania. Dios le recompense cuanto me aportó en lo intelectual y en lo personal.

5.      Al terminar esos años de formación, llegaron, de manos del Cardenal Juan Carlos Aramburu, el diaconado y el presbiterado. Dos años colaboré como Vicario Parroquial enla Parroquiadela Asuncióndela VirgenMaría, hasta que en 1979 fui enviado como formador al Seminario, permaneciendo en él 20 años, los últimos nueve como Rector.

Con el Cardenal Aramburu, cuya figura de obispo crece en nuestra valoración con el paso del tiempo, guardé una cercana y cordial relación hasta su muerte. Era un hombre de profunda fe y de un gran amor a la Iglesia y al Papa. Dios le conceda alegrarse este día con nosotros desde el cielo.

6.      El Cardenal Antonio Quarracino lo sucedió como Arzobispo de Buenos Aires y, habiendo yo asumido ya el decanato dela Facultadde Teología, me nombró  Rector del Seminario, de modo que desempeñé ambos cargos durante seis años. Los recuerdo entre los más felices de mi vida ministerial. El trato cordial y cercano con el Arzobispo, la fraternidad con los superiores y el cariño de los seminaristas fueron para mí una gracia inmerecida. Les agradezco de corazón todo lo que me brindaron.

También el Cardenal Quarracino fue un gran Arzobispo. Siempre admiré su humanidad, su cercanía, su sentido del humor, su sabiduría y, sobre todo, su capacidad de relacionarse con gente de todo tipo, aun con quienes estaban en las antípodas de su pensamiento. Que también a él Dios le conceda acompañarnos desde el cielo.

7.     A fines de 1999 me hice cargo del gobierno dela PontificiaUniversidadCatólica Argentina. ¡Cuánto aprendí en ella! Fueron años no exentos de dificultades, pero tan fecundos al  brindarme  un nuevo descubrimiento del valor insoslayable del laicado en la Iglesia, de la importancia del diálogo con la ciencias, de la apertura al mundo con sus interrogantes y necesidades. Como Rector debí relacionarme con varios dicasterios de la Curia Romana, en particular con la Congregación para la Educación Católica, de la que fui nombrado consultor, y con su entonces Prefecto, el querido Cardenal Zenón Grocholewski, a quien agradezco su cercanía y amistad. También agradezco mi participación, relaciones académicas y cargos desempeñados en la Federación Internacional de Universidades Católicas y en la Organización de Universidades Católicas de América Latina. No hubiera sido posible la dirección de una obra eclesial tan vasta y compleja como la Universidad Católica sin quienes me acompañaron en esta rica y para mí inesperada experiencia de gobierno: directivos, decanos y profesores a quienes encomiendo al Señor en acción de gracias.

Al Cardenal Bergoglio como Gran Canciller de la Universidad y en su persona a los sucesivos Obispos miembros de la Comisión Episcopal para la UCA les agradezco en el Señor el respaldo que me brindaron en el respeto irrestricto a la autonomía y autarquía de la Universidad. El Cardenal ha sabido ser padre, hermano y  amigo y hoy me brinda la alegría, como mi Arzobispo, de presidir esta consagración episcopal junto a los Obispos Co-Consagrantes -a quienes me unen profundos vínculos eclesiales y humanos- y junto a tantos hermanos en el Episcopado, cuya presencia y compañía agradezco con emoción.  A los sacerdotes de Buenos Aires, mis copresbíteros en esta querida Iglesia particular, les agradezco de corazón tantos ejemplos de vida santa y celo misionero, tantos momentos de fraternidad compartida, la presencia aquí hoy de los que pudieron acompañarme y la oración que quieran seguir ofreciendo al Señor por mí y por la Iglesia a la que soy enviado.

8.      Ahora Dios me dirige un nuevo llamado a seguirlo en el ministerio episcopal en la sede arzobispal de Tucumán. Ella se ha beneficiado, como en general toda la región, de la primera evangelización, que tanto debe a San Francisco Solano. No creo equivocarme al decir que el noroeste argentino constituye una verdadera reserva de valores humanos y cristianos.  En estos años en que nos preparamos al bicentenario de la independencia de la patria, pido a Dios asumir eficazmente con su gracia el desafío que dicho aniversario representa para la Iglesia.

9.      Un especial recuerdo agradecido lo dedico sobre todo al Santo Padre Benedicto XVI, que me ha elegido y designado para este oficio. Quisiera filialmente expresar a su Persona mi viva adhesión y admiración. Más allá de la fe, que ante todo nos hace ver en él a Pedro,  justo es reconocer también que, como intelectual, es uno de los más brillantes teólogos y pensadores de nuestro tiempo, con una gran capacidad para discernir el difícil rumbo de la cultura contemporánea y, así, detectar sus más claros desafíos a la evangelización.

10.    Un especial reconocimiento quiero expresar al Nuncio Apostólico quien, en la Argentina y aquí hoy, representa al Papa. Con el Señor Nuncio, desde los tiempos de mi rectorado enla UCA, conservamos un frecuente y fecundo diálogo eclesial y le agradezco de corazón que me haya honrado con su cercanía cordial y su amistad sincera. Dios recompense su caridad para conmigo.
11.    A los tucumanos, sacerdotes, consagrados y laicos, a quienes ruego me consideren co-provinciano por adopción, gracias por  la cordial representación con la que me acompañan esta tarde. Con todo mi corazón, con todas mis fuerzas y con todo mi entusiasmo me pongo al entero servicio de los tucumanos, consciente de asumir una Iglesia con una larga tradición y con un plan pastoral en marcha al que dedicaré mis mejores esfuerzos. Espero poder continuar el fecundo servicio episcopal de Mons. Villalba, quien me recibió como mi primer formador en el Seminario, fue decano de la Facultad de Teología y mi profesor en mis primeros años de estudio y ahora con fraterna solicitud  me recibe en la Iglesia tucumana.

12.    Ala Virgendela Merced, patrona dela Arquidiócesisde Tucumán y a San Miguel Arcángel, Patrono dela Ciudadde Tucumán, encomiendo mi ministerio episcopal. Que Ellos, por su intercesión, me alcancen de Dios la gracia de la fidelidad. Amén.

Los católicos sufren persecución por profesar su fe.


Cristianos perseguidos del mundo en la JMJ.

MADRID, 23 Ago. 11 (ACI).-Durante  la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) Madrid 2011, muchos jóvenes provenientes de países donde los católicos sufren persecución por profesar su fe, recibieron rosarios y medallas que fueron bendecidas por el Beato Juan Pablo II. La asociación católica Ayuda a la Iglesia Necesitada, que presentó una exposición sobre la persecución contra los cristianos como parte del programa cultural por la Jornada Mundial de la Juventud en Madrid, hizo estos obsequios. Todos los rosarios y medallas de la Virgen y los Sagrados Corazones dados a los peregrinos fueron bendecidos por el Papa Juan Pablo II durante una audiencia el 20 de agosto de 1986. Edward Clancy, director de evangelización y difusión de AIN en Estados Unidos, informó que el primer beneficiado fue un joven de Egipto que quedó “muy sorprendido por recibir el regalo y profundamente conmovido por el gesto”. “Él entendió que el rosario y los demás objetos cruzaron las fronteras culturales y que mediante ellos le decíamos que aunque podemos estar en diferentes partes del mundo, rezamos por ti y pensamos en ti”. Un sacerdote de Alejandría en Egipto -que por razones de seguridad mantuvo su nombre en reserva- destacó la experiencia de su grupo en la JMJ. “Para los jóvenes esto parece el paraíso, porque en Egipto todos los días vivimos con problemas”, indicó. El sacerdote aseguró que compartir con otros jóvenes refuerza la fe de los egipcios porque se dan cuenta que son parte de la Iglesia universal. “Espiritualmente están muy contentos. Ven tantos cristianos de todo el mundo y se sienten muy felices”, indicó y recordó que más de 800 peregrinos jóvenes de Egipto vivieron la JMJ Madrid 2011.

El padre Francis Sampson.


Quien salvó al soldado Ryan fue el padre Francis Sampson, capellán de la 101ª Aerotransportada.


Saltó sobre Francia el Día D
Fue capturado por los alemanes y estuvo en un campo de prisioneros, pero volvió al frente y sirvió luego en Corea y, ya retirado, en Vietnam.
La foto en realidad corresponde a la Guerra de Cores.(N del E)
Quien haya visto la serie de televisión Hermanos de sangre tiene una idea de lo que fue el Día D para la 101ª Aerotransportada.Entre aquellos soldados que saltaron tras las líneas alemanas en Normandía aquel 6 de junio de 1944 figuraba el legendario capellán de la unidad Francis L. Sampson (1912-1996), cuya experiencia recogió él mismo en unas memorias publicadas en 1958 (Look at Below: A Story of the Airborne by a Paratrooper Padre [Mira allá abajo: Una historia de la Aerotransportada escrita por un Padre paracaidista]).En busca del soldado Ryan
Fue a él, y no al personaje que interpreta Tom Hanks en Salvad al soldado Ryan, a quien días después las autoridades militares encargaron localizar en el frente a Fritz Niland, quien había perdido el Día D a sus tres hermanos. Las cartas con la noticia de la pérdida de sus tres hijos llegaron a la vez a su madre, como cuenta la película de Steven Spielberg. El Padre Sam, como se le llamaba, le encontró en la denominada aquel día Utah Beach, y se encargó de su repatriación.
Pero antes de eso, el padre Sampson había vivido el día del desembarco como un paracaidista más. Lo primero que hizo al tocar tierra fue buscar su kit de misa, que había perdido durante el salto bajo fuego enemigo. Le costó hacerlo en la oscuridad entre disparos y morterazos, pero lo logró.
La universalidad de la Iglesia, en las trincheras
Aunque ahí no acabaron sus cuitas. Esa misma jornada se topó en una granja, donde estaba atendiendo a varios heridos, con dos soldados alemanes. Le llevaron a punta de fusil a una carretera, aparentemente con la intención de fusilarle. Pero entonces apareció un tercer soldado alemán, quien evitó el crimen y le enseñó, con un gesto cómplice, una medalla.
“Fue agradable comprobar la universalidad de la Iglesia aquel día”, confesó después Padre Sam, a quien aquel católico del obro bando salvó la vida. También contó el hecho (“surrealista”, confesaba) de que en los muchos momentos que en aquellas horas de pólvora y fuego pudo perder la vida, cuando quería hacer un acto de contrición… le salían las palabras de bendecir la mesa.
Una impresionante homilía
Pocos días después celebró misa ante un grupo de enfermeras en una iglesia que había sido completamente bombardeada. Sólo habían quedado, en pie e intactas, dos paredes… y el Cristo y las imágenes de San Pedro y San Pablo, lo que todos los presentes consideraron un milagro.
Ante aquellas ruinas, el padre Sam pronunció esta homilía, breve como las arengas que imponía la hora:
“La imagen desnuda del galileo colgado en la cruz ha inspirado siempre amor y odio. Nerón quiso hacer de la cruz una imagen odiosa llevando a los cristianos a la muerte, denigrándoles, incendiando Roma con esas cruces humanas ardientes. Juliano el Apóstata dijo que conseguiría que el mundo olvidase al hombre de la cruz, pero en su agonía final tuvo que confesar: ´Has vencido, galileo´. Los comunistas prohíben su presencia porque temen su poder contra sus malvados designios. Hitler ha intentado sustituir la imagen de Nuestro Señor en la cruz por una estúpida esvástica. Invectivas, falsas filosofías, violencia… todo tipo de instrumento diabólico ha sido empleado para arrancar a Cristo de la cruz y el crucifijo de la iglesia. Sin embargo, como las bombas caídas sobre esta capilla, sólo han conseguido hacerla destacar cada días más. La imagen que amamos crece cada vez más en nuestro entendimiento por la vehemencia del odio de las malas gentes. Cada uno de nosotros tenemos esta sagrada imagen impresa en nuestra alma. Como esta capilla, somos templos de Dios. Y no importa que estemos destrozados por las bombas, la tragedia, las pruebas y los ataques: la imagen del crucificado se mantendrá si así lo queremos. Renovemos al pie de esta cruz nuestros votos bautismales. Y prometamos que Su imagen revestirá siempre nuestro corazón”.
Una historia de leyenda
El padre Sampson fue capturado por los alemanes y pasó seis meses en un campo de prisioneros. Una vez liberado, volvió al frente e hizo lo que quedaba de Segunda Guerra Mundial con la mítica 101ª Aerotransportada. El célebre libro de Cornelius Ryan El día más largo, consagrado al desembarco de Normandía, habla por extenso de él.
Estuvo también en Corea, en 1967 fue nombrado jefe de los capellanes militares y, aunque ya se había retirado, no quiso dejar de atender a sus compañeros paracaidistas en Vietnam.
El año que viene se cumple el centenario de su nacimiento y ya se están preparando homenajes y evocaciones de un hombre que dejó profunda huella en la historia militar estadounidense.

Por primera vez en la historia, un congreso mundial invita a la gente a la cuna de la devoción al Sagrado Corazón.


Congreso Mundial para renovar la devoción al Sagrado Corazón.

Entrevista con el organizador, padre William Petrie

PARAY-LE-MONIAL, martes 1 de marzo de 2011 (ZENIT.org).- Por primera vez en la historia, un congreso mundial invita a la gente a la cuna de la devoción al Sagrado Corazón para reflexionar sobre el amor de Dios y promover una civilización del amor en sus familias y sociedades.
ZENIT entrevistó al padre William Petrie, superior provincial de la Provincia del Este de la Congregación del Sagrado Corazón de Jesús y María de Estados Unidos, uno de los organizadores y ponentes del congreso, sobre este evento.
En el congreso que se celebrará en Paray-le-Monial del 6 al 11 de octubre, participarán ponentes como el cardenal Raymond Burke, prefecto de la Signatura Apostó ;lica; el cardenal Justin Rigali, arzobispo de Filadelfia; el padre jesuita Mitch Pacwa, presentador y creativo de EWTN, Timothy O’Donnel, presidente del Christendom College; y Danny Abramowitz, ex jugador del NFL.
El congreso tiene como objetivo renovar la esperanza en el conocimiento del amor incondicional de Dios por la humanidad , en todo el mundo, a través de la promoción de la amistad personal con Jesucristo, focalizado en las familias, y en la misión a nivel mundial de llevar este mensaje a todo el mundo.
Se están ofreciendo paquetes de viaje – que incluyen las opciones de visitar París, Lourdes, Lyon, Ars y Cluny – on line para facilitar la participación de la gente en este evento.
El padre Petrie explicó más cosas sobre la importancia de la devoción al Sagrado Corazón en este momento de la historia.
- ¿Cuál es el propósito de este Congreso Mundial sobre el Sagrado Corazón?
Padre Petrie: El padre Mateo Crawley-Boevey fue curado milagrosamente de su enfermedad en la Capilla de las Apariciones en Paray-le-Monial, Francia. En ese momento surgió la inspiración de promover la entronización del Sagrado Corazón en todos los hogares del mundo. En 1907, San Pío X mandó al padre Mateo a realizar esta misión.
En las celebraciones del centenario del movimiento de entronización en 2007, se desarrolló un plan para continuar la misión del padre Mateo y llegar a los cinco continentes del mundo en los siguientes diez años, renovando este movimiento de entronización. El primer congreso mundial se celebrará en Paray-le-Monial, donde surgió esta inspiración y se formarán los primeros promotores, quienes estarán disponibles para compartir información en sus diócesis y parroquias.
- ¿Cuál es el mensaje del Sagrado Corazón de Jesús que quieren enfatizar en este congreso mundial?
Padre Petrie: “Tanto amó Dios al mundo que mandó a su Hijo Unigénito”. La imagen de Jesús con el Sagrado Corazón expuesto, transmite el amor incondicional y misericordia de Dios. Entronizando la Imagen del Sagrado Corazón de Jesús en los hogares es una manera de comprometerse oficialmente a tener a Cristo como cabeza del hogar.
- ¿Por qué cree que poner de relieve el Sagrado Corazón de Jesús y el amor de Dios por la humanidad es tan importante en estos tiempos?
Padre Petrie: La historia del mundo ha sido siempre una historia de divisiones, guerra y pérdidas de vidas a causa del odio. El Sagrado Corazón de Jesús es un recordatorio constante de como vivir la vida según la gran ley de l amor de Dios y el amor al prójimo. Esta amistad personal comienza en casa. Es la “Iglesia Doméstica”.
Es dentro de la familia donde podemos crecer en el amor a Dios y al prójimo. Quienes han vivido la entronización en sus casas hablan de las gracias recibidas que transforman trayendo cambios positivos y la conversión a la Iglesia.
- Las actividades del congreso incluyen “formación en la creación de una civilización de amor”. ¿Qué implica esto?
Padre Petrie: En la preparación para la entronización del Sagrado Corazón, hay una catequesis que nos da la razón por la que realizar esto en el hogar. Ayuda en la creación de una espiritualidad cristocéntrica de la vida basada en el amor de Dios a través de la eucaristía, la oración y la preparación espiritual. Se trata simplemente de crear una civilización de amor, familia a familia.
- ¿Qué resultado espera de este congreso?
Padre Petrie: Los participantes del congreso escucharán a los ponentes quienes profundizarán en nuestro entendimiento del amor de Dios. El congreso crea una atmósfera que motivará a lo futuros promotores que quieran implicarse en la entronización del Sagrado Corazón en los hogares.
Para los participantes, puede ser una oportunidad de convertirse en mensajeros del amor de Dios tal y como se simboliza en el Corazón Traspasado de Jesús y en el Corazón Inmaculado de María. El primer congreso del Sagrado Corazón es una preparación para la realización de esta misión de ir a todos los continentes con el mensaje del amor de Dios en el hogar.
Por Genevieve Pollock. Traducción del inglés por Carmen Álvarez