sábado, 4 de octubre de 2014

Luján, la Luz, la lluvia y la memoria.

Por algún extraño arcano, la lluvia y mi memoria se llevan muy mal.
Se están haciendo amigos pero a veces suelen pelearse.
Debajo del puente, me encomiendo y arranco con la tormenta encima, aunque se que será una jornada dificil.
Un río de luz se extiende delante y detrás de mi hasta donde alcanza la vista.
Con la prepotencia del amor, veo a jóvenes y ancianos deambular firmes, gigantescos en su pequeñez.
Nadie se queja,
Cantan.
Alguno grita.
No falta quien hace chistes.
Todos están felices como niños.
Llueve mas intensamente.
Duele.
Le cuento a mi vieja pierna lastimada, que no hay negociación.
Si duele, pues seguirá doliendo, pero acá nadie se rinde.
La subida del último puente es como escalar el Everest.
Calambre o no calambre, esto sigue,
Estoy en la ciudad.
Ahora parecemos un ejército de agotados que arrastran los pies lastimosamente.
Ya es nuestro.
Lo hicimos otra vez.
Vencimos a la derrota.
Caminar por la Basilica y tocar con mi frente el piso, y entonces soy gigantesco.
Salgo.
La lluvia en la cara, como aquella tarde maldita.
Me voy al río, y me siendo a la orilla en el mismo lugar en el que estuve con mi familia hace 50 años.
Mi Vieja se acerca y me da un mate.
Pero, ¿vos no moriste en el 2003?, le pregunto.
Sus ojos marrones me traviesan como solo ella sabía, me abraza y me dice:toma que hace frío.
Mi hija muerta corre sobre el agua, jugando y chapoteando.
A mi lado Borroni se sienta y me codea, cómplice como siempre.
Ya no se puede confiar ni en los muertos.
La lluvia insiste, obsecada, como mi memoria.
Sigue llegando gente.
A mis fantasmas, no les gustan la gente extraña.
Son solo míos.
Estos fantasmas y yo nos vamos porque esta historia termina acá.


domingo, 20 de octubre de 2013

26 peregrinación Sagrado Corazón de Jesús.

Foto: PEREGRINACIÓN 26° AL Santuario Del Sagrado Corazón De Jesús en san justo.

lunes, 25 de marzo de 2013

Hermana Dominique.


SI ME AMAS.

No llores si me amas...
Si cnocieras el don de Dios,
y lo que es el cielo...
Si pudieras oir
el cántico de los ángeles, 
y verme en medio de ellos...
Si por un instante pudieras,
contemplar como yo, 
la belleza ante la cual, las bellezas palidecen...
Créeme.
Cuando llega el día que Dios, ha fijado y conoce, 
y tu alma venga a este cielo, 
en el que te ha precedido la mía...
Ese día voverás a verme.
Sentirás que te sigo amando, que te amé, 
y encontrarás mi corazón, con todas sus ternuras purificadas.
Volverás a verme en transfiguración, 
en éxtasis feliz.
Ya no esperando la muerte, sino avanzando conmigo,
que te llevaré de la mano por los senderos
nuevos de luz y vida.
Enjuga tu llanto y no llores si me amas.


                                                                                    San Agustín.

viernes, 15 de febrero de 2013

Pasión y muerte 2012 en Sagrado Corazón.






El obispo diocesano de Quilmes, monseñor Carlos José Tissera, invitó a los fieles de esta iglesia particular a posar los ojos en Jesús durante la cuaresma, a fin de considerarlos “como una auténtica puerta de la fe”, y enseñó que es “un tiempo maravilloso para hundirnos en el amor misericordioso de Dios” y para experimentar “el abrazo del Padre que recibe al hijo que creía perdido o muerto”.


El obispo de Quilmes invitó en cuaresma a fijar los ojos en Jesús
Viernes 15 Feb 2013 | 10:30 am
La expresión busca que el cristiano pueda “creer en su amor”, explicó ...ver más
Quilmes (Buenos Aires) (AICA): Señaló también la importancia de participar de las celebraciones y propuestas de la Cuaresma y alentó el trabajo misionero que se desarrolla en la diócesis, hoy “en estado de misión”.
   Monseñor Carlos José Tissera, obispo diocesano de Quilmes, invitó a los fieles de esta iglesia particular a posar los ojos en Jesús durante la cuaresma, a fin de considerarlos “como una auténtica puerta de la fe”. 

La expresión, tomada de la carta de san Pablo a los Hebreos -“Fijos los ojos en Jesús, el que inicia y consuma la fe”-, busca que el cristiano pueda “creer en su amor”, explicó el prelado. En el Año de la Fe convocado por Benedicto XVI, monseñor Tissera recordó que la fe “es la respuesta al amor de Dios” que debe ser aumentada en este tiempo.

El prelado recordó las palabras del Papa en su Mensaje de Cuaresma, en el que se recuerda que el cristiano “es una persona conquistada por el amor de Cristo y movido por este amor está abierto de modo profundo y concreto al amor al prójimo”, y de esta forma, llamó a los fieles de Quilmes, Florencio Varela y Berazategui (que comprenden el territorio diocesano) a entrar en estado de misión.

Además, monseñor Tissera enseñó que la cuaresma “es un tiempo maravilloso para hundirnos en el amor misericordioso de Dios” y para experimentar “el abrazo del Padre que recibe al hijo que creía perdido o muerto”. En este sentido, valoró el trabajo misionero que emprendieron en cada decanato y parroquia días atrás, y que ha llevado a los fieles a acercar a los hogares de la diócesis una carta de la comunidad cristiana.

El obispo de Quilmes señaló también la importancia de participar de las celebraciones y propuestas de la Cuaresma para “beber” de la “fuente de la fe”, que es la Palabra de Dios. “El Evangelio de cada domingo nos ayudará a renovar la alegría de nuestro Bautismo, y las visitas a los hogares, serán oportunidad para completar la iniciación cristiana de muchos hermanos y hermanas adultos a través de los encuentros catequísticos”.

El prelado no olvidó tampoco mencionar la recomendación del Señor en el sermón de la montaña acerca de la práctica del ayuno, la limosna y la oración como modos de preparar la recepción de Jesús en la Pascua. “Mediante ello Él quiere regalarnos un corazón misericordioso como el suyo”, aseguró el obispo, quien también recordó que Cáritas Diocesana se encuentra organizando la Campaña de Fraternidad y la Colecta del Jueves Santo, que ayudará a sostener las actividades de cada parroquia, y en especial, la misión del Hogar de Tránsito Nuestra Señora del Milagro, destinado a mujeres víctimas de violencia.

El obispo de Quilmes recordó que “la Cuaresma nos invita a fijar los ojos en el Dios de la misericordia que se nos revela en Jesús. La misericordia es la fuerza que puede mover la historia hacia un futuro más humano, y es la gran ley del Reino, que nos hace reaccionar ante el clamor de los que sufren y movilizarnos para construir un mundo más justo y fraterno. Es la gran herencia de Jesús que los cristianos tenemos que recuperar y brindar hoy”.

Cristo resucitado, nuestra esperanza
“Tenemos fijos los ojos en un Jesús vivo, que hoy nos mira y a quien hoy miramos, que es nuestra esperanza –expresó el obispo. El Padre lo ha resucitado. El es el que inicia nuestra fe y es el que la lleva a su plenitud, a la vida plena, una vida liberada para siempre del mal y de la muerte. Estamos todavía en camino”.

Monseñor Tissera indicó que en el amar a los hermanos está la fuerza de la misión y la evangelización. “Es mi deseo que este tiempo cuaresmal nos ayude a todos a crecer como discípulos misioneros del Reino de Jesús, unidos en este camino misionero diocesano –deseó-. La Virgen María, mujer de fe, nos acompañe en el camino”.+
“Fijos los ojos en Jesús, el que inicia y consuma la fe” (Hb. 12, 2)
Mensaje de monseñor Carlos José Tissera, obispo de Quilmes para la Cuaresma 2013 

Hermanas y hermanos: 

1. “Fijos los ojos en Jesús” 
En este Año de la Fe, “renovemos la alegría de nuestro Bautismo”, poniendo “fijos los ojos en Jesús”.Nos dice mucho esta referencia a los ojos. Bien podemos considerarlos como una auténtica “puerta de la fe”. Los ojos son los que permiten el juego de las miradas, cosa que nos transporta al mundo de la poesía y, como admirablemente lo dice Antonio Machado, “el ojo que ves no es ojo porque tú lo veas, es ojo porque te ve”. 

Por eso, “fijos los ojos en Jesús” significa: creer en su amor. Dice san Pablo: “me amó y se entregó por mí” (Gal. 2, 20). La fe es la respuesta al amor de Dios. También el apóstol Juan dirá: “hemos conocido el amor que Dios nos tiene y hemos creído en él” (Jn. 8, 27). Al mirar a Jesús contemplamos todo el amor de Dios a cada uno de nosotros. Es el primer paso de nuestra conversión. Su amor nos atrae. El mismo Jesús nos dice: “Cuando sea levantado en alto atraeré a todos hacia mí” (Jn. 8, 27). El nos atrae para mostrarnos el amor del Padre: “el que me ha visto a mí, ha visto al Padre” (Jn. 14, 9). 

Nos dice el Papa Benedicto este año en su Mensaje de Cuaresma: “El cristiano es una persona conquistada por el amor de Cristo y movido por este amor está abierto de modo profundo y concreto al amor al prójimo. Esta actitud nace ante todo de la conciencia de que el Señor nos ama, nos perdona, incluso nos sirve, se inclina a lavar los pies de los apóstoles y se entrega a sí mismo en la cruz para atraer a la humanidad al amor de Dios” . Es lo que expresamos en la oración para la Misión diocesana: “al contemplar tu vida entregada y resucitada, abrís nuestros ojos al amor del Padre, y nuestros corazones a la obra del Espíritu… y, poco a poco, se transforman nuestras vidas”. 

2. En la diócesis de Quilmes estamos en estado de misión 
Queremos renovar la alegría de nuestra fe. Con satisfacción he visto que, desde la convocatoria que hice en la Peregrinación diocesana a Luján, en todos los decanatos y parroquias se fueron preparando con entusiasmo para salir al encuentro de tantos hermanos para anunciar a Jesús, que es el que inicia y lleva a plenitud nuestra fe. En estos días en las distintas comunidades se están visitando los hogares llevando una carta de parte de la comunidad cristiana. Es un modo de vivir nuestro ser discípulos misioneros de Jesús. Renovar la alegría de nuestro Bautismo consiste en irradiar el amor del Padre Dios. Es ir al encuentro de los demás para manifestar que Dios nos ama a cada uno. La Cuaresma es un tiempo maravilloso para hundirnos en el amor misericordioso de Dios. Es momento para que experimentemos el abrazo del Padre que recibe al hijo que creía perdido o muerto, como cuenta la parábola (Lc. 15, 11 ss.). Llenos de esa alegría vayamos “al encuentro de cada hombre y mujer, atentos a sus inquietudes y esperanzas, disponibles para escuchar y comprender, cercanos para animar y acompañar” (Oración para la Misión). 

3. Juntos celebremos nuestra fe 
La vida que el Señor nos regala es celebrada en la Liturgia. Cada domingo de Cuaresma, la Palabra de Dios nos ayudará a beber en las fuentes de nuestra fe. El Evangelio de cada domingo nos ayudará a renovar la alegría de nuestro Bautismo. También, como fruto de las visitas a los hogares, muchas hermanas y hermanos adultos, tendrán la oportunidad para completar su Iniciación cristiana, participando de los encuentros catequísticos para luego celebrar su Bautismo, su Primera Comunión o su Confirmación en las fiestas de Pascua y de Pentecostés. 

4. Convertirnos al Dios de la misericordia 
La oración, el ayuno y la limosna son las recomendaciones del Señor en el sermón de la montaña. Al iniciar su Reino entre nosotros Jesús nos invita a disponernos a recibirlo con estas actitudes. El Padre ve en lo secreto de nuestro corazón. Mediante ello Él quiere regalarnos un corazón misericordioso como el suyo. “Sean misericordiosos, como el Padre de ustedes es misericordioso” (Lc. 6, 36). 

Cada cuaresma Caritas Diocesana organiza la Campaña de Fraternidad y la Colecta del Jueves Santo.El lema de este año es: “Frente al maltrato no podés lavarte las manos”. Terminar con la violencia de género y la trata de personas es responsabilidad de todos. Les pido a todos los agentes de pastoral que lean y difundan la carta que Caritas Diocesana nos ha enviado para iniciar esta Campaña de Fraternidad 2013, como así también utilizar el material que oportunamente será enviado para sensibilizar a la sociedad sobre estas realidades dolorosas. Leemos en esa carta: “la Campaña y la Colecta es una expresión solidaria de la Iglesia diocesana, es testimonio de nuestro compromiso por una sociedad más justa y humana. Tendrá éxito en la medida que su difusión y gestos concretos sea un compromiso de toda la comunidad y de sus pastores”. La mitad de la colecta queda en cada Caritas parroquial; de la otra mitad Caritas diocesana destinará una parte para apoyar al Hogar de Tránsito Ntra. Sra. del Milagro para mujeres víctimas de la violencia, y otra parte para dar respuesta a situaciones urgentes de esta temática que surjan en el año. 

La Cuaresma nos invita a fijar los ojos en el Dios de la misericordia que se nos revela en Jesús. Jesús introduce en nuestra historia un principio decisivo de acción: “Sean misericordiosos, como el Padre de ustedes es misericordioso” (Lc. 6, 36). La misericordia es la fuerza que puede mover la historia hacia un futuro más humano. La misericordia activa y solidaria es la gran ley del Reino. La que nos hace reaccionar ante el clamor de los que sufren y movilizarnos para construir un mundo más justo y fraterno. Es la gran herencia de Jesús que los cristianos tenemos que recuperar y brindar hoy. 

5. Cristo resucitado, nuestra esperanza 
Tenemos fijos los ojos en un Jesús vivo. Hoy nos mira. Hoy lo miramos. El es nuestra esperanza. El Padre lo ha resucitado. El es el que inicia nuestra fe y es el que la lleva a su plenitud, a la vida plena. Una vida plena para toda la creación; una vida liberada para siempre del mal y de la muerte; el reino de Dios hecho realidad. Estamos todavía en camino. Todo aún está mezclado y confuso: justicia e injusticia, muerte y vida, odio y amor, luz y tinieblas, trigo y cizaña. Pero la energía secreta del Resucitado está presente: “yo estoy en medio de ustedes como el que sirve” (Lc. 22, 27); “y yo estoy con ustedes hasta el fin del mundo” (Mt. 28, 20). Esa energía del Resucitado es la que nos despierta de nuestra pasividad y mediocridad, para resucitar a un amor fuerte y generoso: “Nosotros sabemos que hemos pasado de la muerte a la Vida, porque amamos a nuestros hermanos” (1 Jn. 3, 14). Allí está la fuerza de la misión, de la evangelización. En eso consiste nuestro crecimiento. No es contar con más gente, tener más poder o mejor fama. Se trata de amor concreto y verdadero. Amor a la vida que Dios nos regala; amar y defender la vida de cada hombre y mujer. Hacer presente la vida donde hay muerte. Es así como nuestra fe se fortalece. 

Hermanas y hermanos: Es mi deseo que este tiempo cuaresmal nos ayude a todos a crecer como discípulos misioneros del Reino de Jesús, unidos en este camino misionero diocesano, inspirados por las palabras de Benedicto XVI en su Carta “Puerta de la fe”: “hoy es necesario un compromiso eclesial más convencido a favor de una nueva evangelización para redescubrir la alegría de creer, y volver a encontrar el entusiasmo de comunicar la fe (PF 7). 

La Virgen María, mujer de fe, nos acompañe en el camino. 

Con mi afecto de padre y pastor los bendigo. 

Mons. Carlos José Tissera, obispo de Quilmes
10 de febrero de 2013

jueves, 17 de enero de 2013

Es el sanador de Florencio Varela.


¿Quién es el enigmático Hermano Pascual?

 Algunos dicen que curó a Pinky de su cáncer pero ella lo negó. No cobra ni quiere fama, pero tiene sus "fans" en Facebook.

por 
Pablo Noto / Ivan Rodríguez Alauzet


Al pie de los árboles, los visitantes pueden descansar en butacas de colectivos desguazados.
Cuando Javier vio que en su celular se dibujaba la foto de su sobrina riéndose, no lo podía creer. La imagen mostraba que, sentada en la cama del hospital, una “princesita de apenas un año se sonreía con mucha vida”. Al hombre le había llegado un SMS con las buenas noticias: “La nena mejoró notablemente”, aclaraba el epígrafe. Horas antes, cuando Javi creyó que no “quedaban expectativas de vida”, y mientras Sofi “se moría debido a una infección en la vesícula”, alguien le pasó un rumor y él decidió cruzar de un zancazo todo el Conurbano. Dejó atrás los 103 kilómetros que lo separaban desde Escobar hasta el corazón de Florencio Varela. Atravesó caminos casi inusitados en busca de su única esperanza: “el hermano Pascual”. Un salvador pagano al cuál “se le adjudican miles de milagros”.

El sanador tiene su fama. Algunos dicen que “curó a Pinky (Lidia Satragno, conductora televisiva y diputada nacional) del cáncer que sufría” y que por eso le “donó el lugar en donde atiende”. Mitos que circulan. También comentan que “el intendente Julio Pereyra suele visitar al hermano” en repetidas ocasiones. Sin embargo, los testimonios no pudieron ser confirmados. La razón: “a Pascual no le gusta aparecer en los medios, de hecho se lo nombró una vez sola en televisión pero fue muy por arriba. La alusión la hizo Víctor Sueiro”, contó un cercano.

Llegar a El Campito, el predio donde se encontraba la “única salvación para Sofi”, no es ni fácil, ni popular. Hace ya unos 11 años que el “ultrasecreto” camino viene modificándose en el boca en boca. Porque no hay nada escrito de cómo arribar a la tierra “santa” de Pascual. Las versiones pegaron saltos indescifrados y llegaron de repente a nosotros con un: “Doblá a la derecha en el salón de fiestas”, dijeron unos. Otros, juraron que la curva “es en el cartel gigante del vivero”. Conjeturas que repentinamente comenzaron a formar el mito de quién es el Hermano salvador, un hombre que recién conoceremos unas 8 horas más tarde.

Para sortear las horas de espera, hay un kiosko que permite saciar la sed y el hambre.
Intro sin nudo ni desenlace


Esa mañana, el intenso sol le sucedió a una cruda noche de 2,4 grados (según denunciaba el Servicio Meteorológico Nacional a las 6:18). Pero recién asomaría a las 7:26. Mientras tanto, media hora antes, un campesino finalmente sentenció: “Tienen que doblar en la escuela de colores”. Tiempo después lo definimos: tenía razón.

El circuito de las YPF, un camino de Dios

Antes, mucho antes de encontrar la extraña escuelita de colores, nuestra suerte había quedado en manos de tres playeros. Un irónico futuro resultó de una comparación: “Nos guiamos por las petroleras”. En la primera estación, ya dentro del partido de Florencio Varela sobre la Avenida San Martín, hubo coincidencia. El chico de la YPF apuntó a un hombre emponchado hasta las narices: “Aquel también va para el lugar, pueden seguirlo porque ya le indiqué. Tienen que ir hasta la próxima estación”. Así confirmamos que muchas personas estaban en la misma situación que nosotros: perdidos. La última YPF tuvo la posta: “péguenle todo derecho –remató el playero- que este camino los lleva”.

El camino que va directo a lo del hermano Pascual.
Una escuelita de colores, casi 3 grados y la esperanza intacta

Volantazo. El giro arrastró dos cosas: una rama clavada en el chasis y un “cagaso” de novela. Ahora sí, la entrada a El Campito nos frenó de golpe. Entre la noche, dos rejas corredizas limitaban el ingreso. Un embudo que no permite una invasión de fieles a mansalva.

Envuelta en incontables bufandas y un camperón azul de alta montaña, María Esther contabiliza, interroga y analiza a cada uno de los visitantes. Es una suerte de portera. “¿Esta la primera vez que vienen?”, preguntó al instante, como si tuviese quemado a fuego todas y cada una de las visitas que se acercan a ver al Hermano. Para ese entonces el todavía para nosotros desconocido Javier, ya había estacionado su Renault 18 bordó modelo ‘95 unos 34 minutos antes de nuestro ingreso. 
El murallón. Del otro lado está el quincho donde Pascual atiende a sus peregrinos.

La llegada, el numerito y la espera

“Estacionen pasando los árboles y luego les explico cómo tienen que hacer”, avisó la mujer. Dejamos el móvil, contemplamos la noche y con más expectativa que abrigo, avanzamos al quincho que se ubica al lado de la entrada. Allí reparten a cada persona, niños inclusive, un número escrito a mano en una tablita de madera. Para esa hora, ya habían destinado 475, y más o menos ese era el promedio de gente que se resguardaba del frío bajo el tinglado. “Venimos porque Pascual nos curó de la mala leche”, sentenciaron los primeros testigos. Unos pálidos personajes que aseguraron haber estado en la calle antes de ver al hermano por primera vez. Hoy tienen un “trabajo digno”.

Con el mate como estandarte, la multitud se desparramaba en sillas de plástico, y una poca esperaba paciente en una mini fila que ocupaba el pasillo principal del lugar. Done la espera es muy desesperada.
El camping tiene varias hectáreas donde estacionan los miles de autos que llegan a diario.
“Tienen que ir preguntando qué número tiene el último de la cola, así se van guiando cuando les toca. No se vayan a pasar, eh!”, alertó María Esther. Al costado del quincho, otro tumulto de personas aguardaba su turno para retirar el agua caliente y comprar un pan casero digno de ser comido tan temprano por la mañana. Mientras, y bajo un riguroso sonido amplificado por doquier, un grupo de mujeres armadas de guitarras cantaba incesantemente canciones católicas como “Aleluya” y otras alegorías. Mantuvieron el ritmo durante los 480 minutos que estuvimos allí. Unos dedos de fierro.

A partir de ahí, las horas comenzaron a transcurrir lentas. Congeladas. Habría mucho tiempo que esperar para ser atendidos por la, hasta ese entonces, incógnita figura de Pascual, o mejor dicho: El Hermano. “Quédense tranquilos. Lo que él te dice… así es”, vaticinó una mujer de lentes con un anhelo atroz. “Ni bien entrás al cuarto ya sabe por qué venís. Tal vez no te pregunta nada, con sólo tocarte te dice todo”, asegurará otro hombre segundos más tarde. “A mí me curó de lumbalgia”, confesó. Porque, según susurran, “tiene poderes curativos”.

La intriga crecía aún más. Mientras el sol iba apaciguando el frío y el número de la fila todavía no llegaba al 200, decidimos hacer como los demás: descansar en los concurridos bancos de los colectivos que estaban amurados debajo de los árboles. Sin embargo, según varios testimonios, ese día la convocatoria era escasa, lejos estaba de las aproximadamente 3000 personas que habían llegado en Semana Santa o ni siquiera de las 1000 que, como dicen, asisten a diario.

Ganarle al frío: se refugian en el quincho. Al fondo, la fila para entrar a ver a Pascual.
De estructuras y costos


El sistema de trabajo en El Campito es organizado y se rige por auto convocatoria de creyentes. El Hermano Pascual atiende de miércoles a viernes y no cualquier semana, ya que avisa previamente los días martes por la tarde a través de una misa. Todo un ritual.

Existen combis que viajan de madrugada desde el centro de Florencio Varela, a un costo de $20 o $30; micros de larga distancia que agrupa contingentes y, lógicamente, gran cantidad de automóviles particulares, entre ellos, el de Javier, que como tantos otros también esperaba su momento. Todo, con entrada libre y gratuita. Ya que Pascual no cobra por su labor, en todo caso, es a voluntad. Así como también es a voluntad dejar un papelito con el nombre de la persona por la cuál se puede consultar. “En el tachito amarillo se deja eso”, remarcaron dos nenas muy educadas.

Tal como aseguró la encargada del buffet, a El Campito concurre gente de todas partes del país como: Córdoba, Entre Ríos, Chaco, etc., y hasta, increíblemente, de Paraguay. “Se quedan acá un día y luego vuelven”, informó. En verano, miles de fieles pasan la noche en el predio aguardando a ser los primeros de la mañana siguiente. El lugar, de alrededor de 3 hectáreas de extensión, cuenta con carpas propias y varias zonas de acampe, asientos, baños, y una parrilla, de la cual tomaríamos noción recién al mediodía.

El número de entrada. Reparten más de 1000 por día.
Tensión y "apriete"


Los datos nos acercaban cada vez más al populoso y secreto Hermano. “No es sacerdote, está casado y con hijos”, advirtieron. Al parecer, estudió el ministerio del acólito (una suerte de dependencia directa de la Iglesia Católica que no produce una postura clerical en la persona). Puede ayudar pero no predicar, por lo que sería un diácono, es decir, una persona que ha recibido el primer grado del sacramento del Orden Sacerdotal, y que su fin es ayudar al Obispado. Es por eso que no cumple con las mismas funciones de un cura, aunque puede distribuir la comunión cuando faltan ministros y exponer el Santísimo Sacramento pero no dar la bendición eucarística (fuente: wikipedia.com). Como sea, Pascual, en este caso, parecería tener un don nato… el de sanador.

Ese era el motivo fundamental de Javier, quien aún esperaba junto a su familia, y el de todo el resto de la masa creyente: Consultarle al Hermano sobre algún recóndito asunto personal… el que Pascual, con sólo mirarlos, ya lo sabría de antemano.

Dimos fe de ese curioso milagro cuando una mujer frente a nosotros lanzó con voz de perro: “¡Ustedes son periodistas. Y acá no se permite el periodismo!”. Esto último más enfatizado.

Increíble. Mucho antes de ser atendidos, nuestros motivos (lejos de la fe), habían sido casi descubiertos. Para colmo, la denunciante era ni más ni menos que La Señora, o por lo menos así se identificó… es decir, la esposa del sanador. El momento de tensión pasó, aunque luego de ese episodio y hasta que nos vallásemos, varias miradas no nos perderían pisada. 

Decenas de micros llevan a los concurrentes desde diferentes puntos del país.
Algunos llegan desde el exterior.
La cara de "Dios"


Faltaba poco. El último de la fila tenía en sus manos el número 400 y pico y eran casi las 12 del mediodía. Hacía más de 5 horas que esperábamos. Las canciones cristianas continuaban con su modo "funcional" y el estacionamiento estaba vacío, al igual que el almacén. Javier ya había pasado y se iba con una sonrisa dibujada en su cara, similar a aquella que le regaló su sobrina por celular. Su milagro estaba nuevamente cumplido.

La adrenalina se apoderaba de nuestras venas. Estábamos cerca, a dos o tres personas del turno, de la revelación. La misma Señora que nos había pegado el reto, ahora recogía los cartones de nuestras manos a cambio de uno con la leyenda “portón”. En esta ocasión era amable y nos invitaba a pasar a un cuarto más chico en el fondo del quincho.

La escuelita. Una de las referencias del ensortijado camino.
El cortinado de colores funcionaba muy bien. Era una división, un contraste. De un lado, los peregrinos desesperados; del otro, un hombre con júbilo pleno. Atrincherado bajo un poncho borravino que acusaba las iniciales “P M”, barbas blancas de unos 25cm de longitud y un innegable carisma que afloraba aún luego de haber atendido a 473 personas, Pascual hacía lo que mejor sabía hacer, hablar.

Acompañado de amables gestos y sobrada atención, el Hermano se convertía en un par. Un mortal que, atiborrado de imágenes eclesiásticas, sobrevolaba sus manos en los desdichados profiriendo buena aventuranza y diagnosticando males y soluciones. No sería así con los que suscriben. “Ustedes están sanos –dijo Pascual-, entonces, ¿por qué vienen?”

Nuestra consulta fue un pasaje directo a la tarjetita “portón”. Escepticismo, dudas y fe, un combo que no se mezcla bien.